“Construyes diferente con las personas correctas a tu lado”

Creo firmemente que estamos hechos de las energías de las personas más cercanas a nuestra vida. Incluso, una vez leí una frase de que “somos el promedio de las cinco personas que nos rodean”. Y es que sí. Las personas con las que nos relacionamos impactan significativamente en nuestro diario vivir, en la forma de sentir, pensar y en nuestro comportamiento.

Y no es casualidad que a lo largo del camino hemos escuchado: “Escoja bien sus amistades”, “dime con quién andas y te diré quién eres“, “sos el reflejo de los que te rodean”... Creo que es algo que puedo comprender, de una manera más consciente, hasta este momento de mi vida.

 Empíricamente puedo decir que, no hay regalo más grande que tener a una buena persona a nuestro lado. Y es que de verdad solo basta una amiga, amigo, familiar, pareja, compañera, jefe, que crea en nosotros y en lo que hacemos, para transformarnos, empoderarnos y crecer en nuestro trabajo, arte y nuestra vida personal.

 Y es que hasta la conversación se torna diferente. Cuando uno se sienta en una mesa a hablar con personas que se han dedicado, devotamente, a construir sus mejores versiones, a trabajar por aquello que una vez soñaron o que sueñan y que tienen un plan para alcanzarlo, que tienen claro lo qué quieren, su valor y cuáles son sus necesidades, que han trabajado en “dominarse” (ese control sobre sus emociones, habilidades, acciones), que reconocen en qué flaquean y cómo pueden mejorar cada día.

 Personas apasionadas, con propósito, con ganas de hacer las cosas bien y de salir adelante. La energía es diferente y fácil de contagiar.

 Pero en definitiva, lo más lindo de comprender, hasta esta etapa de mi vida, todo lo que les he escrito, es que la clave para estar en estos espacios, encontrar a las personas correctas y construir una vida que nos merezcamos y de la cual nos sintamos orgulloses, y mucho más importante que nos de tranquilidad, es trabajar en convertirse en esas personas.

 Trabajar en nuestro “craft”, con mucha paciencia, amor y empatía, requiere de una vulnerabilidad y una aceptación real de quiénes somos y qué es lo que queremos. Tenemos que ser, anhelar, convertirnos en esas personas con las cuáles nos queremos rodear.

Ser a quién le pediríamos un consejo, a quién queremos llamar cuando estemos en una situación difícil

a dónde corremos a celebrar algo que nos emociona y nos llena de felicidad o simplemente donde el silencio sea cómodo. Porque así se construye diferente, así crecemos todos los días.

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